jueves, 26 de marzo de 2009

Confusión



Mi cabeza es como un cubo de cinc,
los pensamientos retumban cuando gritan fuera.
Hay ruido de aguas pasadas,
Golpes sin aristas, tumbos,
ídas y venidas,
vacío.
Una sed permanente resquebraja el metal de mi pecho,
un dolor de sonajas me alerta la voz
y displicente me voy quedando muda y hueca.
Un eco molesto ronda mi sima,
A duras penas entiendo esta babel de mi cuerpo.
Sorda angustia la del pozo
Cuando las aguas se duermen sin tener sueño.

domingo, 22 de marzo de 2009

Llegó para quedarse



Llegó con su paisaje de ojos ciegos,
Llegó insistente a los brotes de las hojas,
A las alas y a la tierra,
A la tristeza prestada de los martes,
Al cansancio y a la trastienda de mis dudas.
Llegó al sauce, a la puerta de mi armario,
Llegó… al amor desmemoriado.
A la veleta sin aire de mi techo,
A los renglones borrados del recuerdo,
Al deshielo y a la oquedad sin bordes de mí misma.
Llegó para quedarse, dicen,
La absurda primavera.

viernes, 20 de marzo de 2009

Rojo manzana



Asoma por el hueco roto de la memoria.
Su piel, es un siniestro paisaje de sangre fría.
Ayer en la huida,
sin ser consciente aún de sus limitaciones,
perdió la sonrisa.
El primer día del cambio gritó aterrada al ver su figura que,
Si
nu
o
sa,
se perdía en el espejo.
Descubrió que el miedo dolía y mudó la piel.
Al amanecer, mordió a la luna
que descuidadamente se miraba en los charcos,
y la muerte creció con desmesura en el agua.

Es cuestión de tiempo, la sed.

Eva se sacia y se extingue…
Ya sin rival,
se arrastra fuera buscando el paraíso.
Hace mucho que no lo intenta, camina,
Se pinta los labios rojo manzana,
Se ofrece…
Adán es vegetariano.
Está a salvo,
Gracias a Dios.

sábado, 7 de marzo de 2009

A quien le dolerá lo que callo



Yo no sé bien como será eso de morirse,
si la angustia será la que hiele los huesos
y atravesando la hiel me llene la boca de sabor amargo.
Comenzará la danza del letargo de mis caricias,
No sabré dónde terminan mis pasos,
dónde comienzan mis dedos,
desde que perfil grita mi sangre.
Hasta los ojos perdidos en horizontes
tan cercanos a tu piel,
tendrán el color inequívoco de la nada.
Mi lengua,
mi voz,
mi tacto,
mi otro corazón,
el que siente,
parecerán buitres merodeando la hora.
Yo no sé bien la nausea y el estertor cuándo aparecen,
cuándo dejan de ser importantes los sueños
y cuándo son los deseos veneno para la soledad.
Que no quiero ahuyentar la prisa con mis preguntas,
ni trabar el minuto en que se extinga mi capacidad de asombro.
Hasta cuántas veces se muere la esperanza,
cuántas cuentas descuadrarán la matemática viva
de mi sístole y mi diástole antes de desnudarme de todo.
Y que será todo lo que pueda llevarme
cuándo el miedo me ocupe los huecos.
Desde que vértice se pondrá en marcha
el péndulo que me desquite la palabra.
La luz, desde que mirada ensayará la huida,
quien se calzará la noche para que no suenen más mis pasos.
Yo no sé bien cómo será eso de morirse
des-oyendo el ruido de la conciencia,
A quién le importará el testamento pobre de la renuncia,
a quién le dolerá lo que callo.
La sombra borra la ortografía del epitafio,
alerta a los gusanos,
ahonda en las heridas del tiempo
y sangra la carcajada incrédula entre los dientes de la vida.
Si así fuera…
Rubrico al último verso.

martes, 3 de marzo de 2009

Ídolo de fango



Hoy solo quiero dar cuerda al futuro,
No importa el curso de las horas sin ti.
Girar las manecillas en sentido contrario
Al hueco crepuscular de los sueños,
Quiero negar a esta cintura sin yugo,
la luna creciente de tus mareas.
Cegar tu engañosa luz de luciérnaga,
apagarte de mi entraña,
Y a tientas, recorrer otro cuerpo,
Pecando.
Mientras rehuye tu tiempo a mis relojes
Celebraré desnuda la tormenta que te preceda.