jueves, 25 de octubre de 2012

"Colores" relato de jueves




Yo no conocía otra  parcela de luz  que la que cabía en mi ventana.
La belleza de los matices de un monocolor impuesto. El gris.
Ceniciento el color de las acacias y de ceniza las nubes y las calandrias, 
tu espalda,  el humo de la chimenea, los cerrojos, 
la primavera dibujada por un principiante gris.   
Gris tu bufanda y mi monólogo  cada domingo por la tarde…
Una noche  gris, lo acostumbrado, decidí emborracharme con unos versos anónimos.
Me he despertado con resaca. 
En mis labios aún, tu beso azul, tinta de sal.
Hundo  mis manos en las páginas de tu pecho  donde explosionan los rojos, anaranjados y violetas arropando la blancura del plenilunio.
No, no quiero abrir los ojos,  que  se derrama el verde, que se diluye el alba, que arde mi sangre  al mediodía amarillo.
Mastico el color de las palabras que no dices… 
Ya sé. Tú eres el arco iris.

              

sábado, 20 de octubre de 2012

Cómplices










Te abrazo,
me pierdo en el gris de tu tacto de humo,
muto  de espino a  hiedra
para que seamos uno
en la sombra y en la sed.
Me abrazas,
te rompes, curas con  hiel  
la cicatriz  de la noche.
Cómplices,
retamos al viento que nos desnuda
el deseo y la palabra.
Amanece.
La luz nos señala, amantes,
extrañas marionetas,  
retales,
harapos,
farsa. 

jueves, 11 de octubre de 2012

Relato de jueves: El teléfono.








En el documento de identidad dice que en agosto cumplirá 46.
Mirando el DNI se da cuenta que han cometido un error de imprenta, que le sobra una “E”, allí han escrito Eusebia, y a ella no le suena.
Será por eso que el amor no la reconoce.
Trabaja en la centralita de teléfonos. La vida colgada de un hilo, muchos hilos cosiendo historias  de norte a sur de este a oeste.
Usebia  ensarta mecánicamente las líneas y se cruzan las noticias,  se tejen intrigas, se desbaratan secretos, se hacen tratos,  embargos, bodas…
Desde hace años, una llamada sin nombre le desea  buenas noches antes de que su turno acabe. Esa voz que la desvela y le zurce las ilusiones se está haciendo vieja como ella.
El teléfono y el corazón se parecen demasiado.